MALVINAS ARGENTINAS
ARENGA DEL TCNEL. MOHAMED ALÍ SEINELDÍN DESPUÉS DE
ENTERRAR EL ROSARIO EN LA CABECERA DE LA PISTA DE PUERTO ARGENTINO EN MALVINAS
2 de abril 1982: El teniente coronel Seineldin pliega una bandera inglesa capturada
Omnipotente
Señor de las Batallas que con su poder y providencia eres el Rey de Reyes de
los cielos, la tierra y el mar:
Porque nos ordenaste honrar al Padre y a la Madre
en el cobijo de la Patria terrena…
Porque nos enseñaste a dar a Dios lo que es de Dios
y al Cesar lo que es del Cesar…
Porque nos aseguraste que no estar contigo es estar
contra ti…
Porque nos aconsejaste buscar primero el Reino de
Dios y su Justicia…
Porque caíste en la tierra como semilla para morir
y dar con ello abundante fruto…
Porque nos diste una Patria Grande que va desde la
Quiaca a la Antártida y desde la Cordillera al Atlántico, donde nuestras son las Islas que hoy
huellan con orgullo nuestros pies de argentinos bien Nacidos…
Y porque nuestras madres nos parieron varones y
valientes, por eso estamos aquí, porque no amamos tanto la vida que temamos a
la muerte y porque si morimos en tu gracia resucitaremos contigo para la Vida
Eterna.
Es por eso que en estas pascuas de resurrección nos
consagramos al Corazón Inmaculado de tu madre la Virgen María bajo la
advocación de Virgen del Rosario, en cuyo nombre fuera designado este operativo
y en recordación de la otra gesta heroica de Liniers y la victoriosa batalla de
Lepanto.
Reina y Madre de la Nación Argentina:
De hoy en
más depositamos en tus manos nuestros cuerpos y nuestras almas nuestra juventud
y nuestra garra criolla, nuestra vida y nuestra muerte, para que dispongas de
ellas lo que mejor convenga.
Te
consagramos también desde hoy estas Islas Malvinas Argentinas pidiéndote que
alejes para siempre todo signo de pecado, de error y de herejía aquí existente.
Queremos que –como en el continente – seas honrada con la devoción que mas te
agrada: el Santo Rosario, porque solamente asi mostraremos al mundo que somos
una Nación invencible.
Finalmente,
a partir de este momento te reconocemos como comandante en jefe espiritual de
nuestros hombres en tierra, mar y aire, y desde lo profundo de nuestro corazón
de argentinos damos respuesta a la voz que nos dice:
- A la
Virgen del Rosario Subordinación y valor - Para servir a Dios y la
Patria
"Jesús,
María, Os amo, Salvad las almas"
¡NUESTRA
SEÑORA DEL ROSARIO, SÁLVANOS!
Seineldin -PPR-MIN HOY Y SIEMPRE ARGENTINAS
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¿QUOUSQUE TÁNDEM, BRITANNIA...?
Atilio Carlos Neira
Atilio Carlos Neira
Artículo
aparecido en el N° XVII de la Revista "Fidelidad a la Santa Iglesia, abril
de 1982
Mucho más que estrategia o
petróleo, mucho más todavía que la soberanía misma de las Islas Malvinas es lo
que está en juego en la guerra desencadenada entre la Argentina e Inglaterra.
Por encima de las concretas circunstancias históricas, las que están en pugna
son dos visiones del mundo, opuestas diametralmente desde hace siglos: por un
lado, detrás de la Argentina está la idea hispánica y, por lo tanto, europea y
americana, de la defensa inquebrantable de aquello heredado al nacer, y
conservado y acrecido con el esfuerzo cotidiano (la familia, la tierra, en fin,
la Patria), frente a lo foráneo; la exaltación, como un eco vago, es cierto,
del viejo ideal fundacional romano: el descubrimiento de que una muerte digna
vale más que una vida mediocre; el saber que no hay oro suficiente para comprar
el honor de una Nación; la intuición profunda de que la Patria es una realidad
sacra.
En la otra orilla, Inglaterra;
única entre las naciones a la que se nombra uniendo a su nombre un epíteto
atroz: la pérfida Albión. Cada nación se configura como tal en cuanto es capaz
de cumplir con el papel histórico que el destino le ha reservado. Y el de
Inglaterra ha sido, ciertamente, un destino trágico; el de, a la cabeza de la
modernidad, destruir la magna idea de la sacralidad imperial, erigiendo una
contrafigura paródica: el pseudo imperio, que tan cabalmente ha encarado, del
"ideal" crematístico. Sus armas, sus conquistas, su
"Imperio" —"Rule, Britan-nia!"— han sido perpetuamente
guiados por el más vil de los paradigmas profanos: el del dinero. La libertad
de comercio —Moloch en cuyo altar tanto se ha corrompido, tanto se ha
sacrificado— ha sido su siniestro estandarte, capaz de engendrar a un Francis
Drake, pirata hecho "sir" por la agradecida corona, y a un piadoso
capitán Juan Hawkins, quien bautiza "Jesús" al buque, obsequiado por
su Graciosa Majestad, con el que trafica esclavos africanos.
Esto debe ser dicho, hoy y aquí,
para siempre. Eso ha sido Inglaterra, durante siglos: la eminencia gris de la
Revolución en Occidente; una larva que ha carcomido el corazón de Europa y de
América; y también del África, del Asia y de Oceanía.
Eso ha sido Inglaterra y eso son
los Estados Unidos; porque, en el más profundo sentido, los Estados Unidos son
Inglaterra. Ellos han venido a cumplir el papel que aquélla cumpliera durante
siglos: el de la cabeza del pseudo imperio fenicio, perpetuamente traidora de
quienes dice defender.
Por eso es que, contra Inglaterra
y los Estados Unidos, hoy comienza a renacer, espontáneo, el viejo ideal bolivariano
de la unidad de una América que no habla inglés, frente a la ficción
insostenible de una O.E.A. venal, al perenne servicio de Washington. Con las
palabras de Rubén Darío:
Tened cuidado. ¡Vive la América
española! ¡Hay mil cachorros sueltos del León Español! Se necesitaría,
Roosevelt, ser por Dios mismo, el Riflero terrible y el fuerte Cazador, para
poder tenernos en vuestras férreas garras. Y, pues contáis con todo, falta una
cosa: ¡Dios!
Mas no nos engañemos. La guerra
actual no es un hecho aislado sino el último eslabón de una larga cadena bélica
que ya lleva siglos. Atrás están incontables hitos: el ataque inglés a la
Colonia del Sacramento en 1763, Beresford y Whitelocke, la gloriosa Vuelta de
Obligado... Y atrás están también —y esto no podemos olvidarlo, mucho menos en
esta difícil hora— Manuel José García sirviendo a Lord Ponsonby antes que a la
sangre de Ituzaingó; Julio Roca brindando en Londres frente al príncipe de
Gales por "la Argentina, una parte integrante del Imperio Británico";
Roberto M. Ortiz que al responder a otro brindis, por el cual el presidente de
la Cámara de Comercio Británica lo ungía futuro Presidente de la Nación,
contesta: "La Argentina tiene con vuestra patria enlaces financieros y
obligaciones tan importantes como muchas de las obligaciones que existen entre
la Metrópoli y diversas partes del Imperio"; y las actas de Chapultepec, y
Braden, y, por fin, allí está el Gral. Lanusse designando a Su Majestad
Británica árbitro de la disputa con Chile por... nuestras islas, tan próximas a
las Malvinas, en el gélido mar austral.
Doce mil hombres aguerridos
—bastante más de los que ahora vienen— fue capaz de rechazar la humilde aldea
de Buenos Aires, allá por 1807. Nos hemos acostumbrado a pensar en el aceite
hirviendo de la Defensa como en una fábula escolar; y ahora la cruda realidad
nos hace tomar conciencia de que es el símbolo de lo que puede la Nación unida.
Hoy, golpeada, entregada, agobiada, la Patria agonizante ha renacido de entre
sus cenizas, justo en el momento en que se inclinaba sobre el abismo de su
desintegración. Toda nuestra historia se resume en esta hora crucial: es la
existencia misma de la Nación como Nación lo que está en juego. Y por eso
sufrimos, y por eso luchamos, y por eso, si hace falta, también morimos los
argentinos. Que la Virgen del Rosario, Nuestra Señora de la Victoria, a quien
cantamos con la liturgia "deducet te mi-rabiliter dextera tua",
quiera ser nuestra guía y nuestra lumbre en medio de las tinieblas de estos
decisivos momentos.
HOY Y SIEMPRE ARGENTINAS
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Una muerte mafiosa
arranca, de un zarpazo, la careta de una democracia maloliente, erigida sobre
649 tumbas, hace algo más de 30 años, para deshonra de sus muertos...
Una muerte inicua
de un argentino, colofón de una democracia que hoy, arrancada su careta,
muestra una calavera nauseabunda.
De aquella Patria
bellísima lograda con sacrificio y dolor, sólo queda este despojo arbitrario y
vergonzante...
De aquélla, su
cabellera coronada con los laureles de la Victoria, queda sólo ese cráneo
resquebrajado por las alucinaciones de un cerebro enfermo...
De aquella frente
orgullosa y desafiante, sólo queda ese hueso pelado agachado al servilismo...
De aquellos
radiantes ojos, fulgurantes de honor y futuro, sólo dos cuevas sucias por la
codicia...
De aquella nariz
arrogante en un perfil egregio y sensible, sólo quedan dos agujeros destruidos
por no percibir más que el olor del dinero y la prebenda...
De esas orejas que
captaban el susurro de las oraciones y las lágrimas, sólo dos conductos negros
por donde penetraron alabanzas y mentiras...
De esa boca abierta
en la sonrisa cálida del deber cumplido, sólo un vacío desdentado, hediondo,
acostumbrado a mordisquear carroña y a vomitar venganza...
Y esa patética
calavera, quedó al desnudo por una muerte mafiosa, que le arrancó la careta a
una democracia que se fue envileciendo y que en la “década ganada”, mintió,
robó, mancilló...
Pero llegará un día
en que esas 649 tumbas se abrirán y los cuerpos gloriosos de sus moradores,
comandados por Stella Maris, María del Rosario, María de Loreto, María de
Luján, impondrán su Poder Soberano y la Patria volverá a ostentar su galanura
ante todos los pueblos del mundo, que un día la miraron asombrados...
Y entonces esa
muerte mafiosa, que hoy nos enluta, brillará junto a aquellos que, desde todos
los tiempos, lucharon por la LIBERTAD y la JUSTICIA
Mendoza, 25 de enero de 2015
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CRISOL-8.1.1833- INGLATERRA INVADE NUESTRAS ISLAS